Un persona recién graduada de la universidad que entra a trabajar a Asahi Shuzo, la fabricante de la marca de sake Dassai, gana un salario mensual de 210 mil yenes (1 800 dólares).
Desde el año fiscal 2022, que comienza en abril, percibirá 300 mil yenes (2 580 dólares), un sustancioso aumento de más de 40 %.
Eso no es todo, pues la compañía japonesa tiene previsto duplicar las remuneraciones de sus trabajadores en los próximos cinco años.
A través de un comunicado, publicado por el portal SoraNews24, Asahi Shuzo destaca la valía de sus empleados y la importancia de crear un buen ambiente laboral para producir un producto de calidad.
Y un incremento de 90 mil yenes (780 dólares), en una coyuntura de precariedad marcada por la pandemia de coronavirus, sin duda contribuye a ello.
“Nos enorgullecemos de los miembros de nuestro equipo de producción, que juegan un papel central en la calidad de Dassai. Queremos crear un entorno en el que podamos continuar buscando formas de crear un sake delicioso”, dice.
Asahi Shuzo no es una empresa al uso. Hace cinco años sorprendió con un aviso a toda página en Yomiuri Shimbun en el que su presidente solicitaba al público: “Por favor, no pague un alto precio por nuestro sake”.
¿Qué ocurría? Que el fabricante sugería un precio de venta al público a los mayoristas y minoristas a los que vendía su sake, pero había supermercados y tiendas de licores que -aprovechando su popularidad- lo comercializaban a precios mucho más altos de lo que Asahi Shuzo consideraba apropiado.
Dicho sea de paso, la popularidad de su sake no se limita a Japón. En septiembre pasado, por primera vez sus ventas en el extranjero superaron a las locales. (International Press)
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