Aprendamos de los grandes líderes como el cofundador de Intel Andy Grove que ofrece muchas lecciones fundamentales de liderazgo.
Nacido en Hungría en 1936, se vio obligado a emigrar a EE.UU. tras la invasión soviética de 1956.
Ese mismo año comienza sus estudios de ingeniería química y conoce a su mentor, el profesor Al Xavier Schmidt.
En 1963 entra en Fairchild Semiconductor, una de las compañías pioneras en la producción de microchips, hasta que en 1968 cofunda Intel.
En 2004, Andy Grove es declarado “el más influyente” líder empresarial en los últimos 25 años por Wharton y Nightly Business Report. Para comprender el porqué de esta nominación hay que tener en cuenta los rasgos fundamentales de su estilo de liderazgo, que son: decir la verdad, trabajar en equipo, proponer como objetivo un mercado infra servido, crear una marca, gestionar el riesgo y crear una cultura corporativa.
La capacidad de Grove de crear una nueva identidad para su empresa cuando ésta se enfrentó a la mayor crisis de su historia, en los ochenta, ofrece un buen ejemplo de adaptación, supervivencia y desarrollo encaminados hacia el éxito. Al principio, Intel, como productor de chips de memoria, era la empresa líder y dominaba el 100% del mercado, dado que había sido la inventora del producto. Todo dio un vuelco cuando, a principios de los ochenta, los productores de chips japoneses irrumpieron a gran escala en el mercado, con una mejor calidad de producto y a menor costo. No parecía que hubiera manera de invertir esta relación de fuerzas desfavorable para Intel respecto a sus competidores japoneses.
Fue entonces cuando Grove propuso a Moore dar un giro radical a su actividad principal hasta entonces, dejar de producir chips de memoria y, en vez de ello, centrarse en un mercado inexplorado: los microprocesadores. La decisión resultó ser muy oportuna, dado que coincidió con la explosión de la demanda para ordenadores personales, aunque a Grove le costó bastante esfuerzo salir adelante con su propuesta por la oposición de sus colegas y empleados.
Gracias a esta decisión, el crecimiento de Intel pudo proseguir con holgura.
Otro desafío con el que Grove se tuvo que enfrentar fue la necesidad de crear una marca reconocible: pocos de los usuarios de ordenadores personales eran conscientes de quién fabricaba los microprocesadores, precisamente la pieza fundamental para su funcionamiento.
Estaba claro, además, que los microprocesadores necesitaban una marca reconocible, pues hasta entonces sólo tenían referencias numéricas, del tipo 286 ó 386. Para rectificar esta situación, la compañía, bajo la dirección de Grove, se embarcó en una campaña publicitaria de gigantescas dimensiones dirigida a los usuarios y no a las compañías productoras: fue el lanzamiento de “Intel Inside”, que tenía como objetivo convencer a los usuarios de ordenadores personales que “el microprocesador en el interior del ordenador es el ordenador”, en sus propias palabras. Intel además consiguió que su logo se desplegara en las campañas publicitarias de los fabricantes de ordenadores personales. La campaña fue un éxito indudable y hoy el logo “Intel Inside” es uno de los más reconocibles en el mundo.
A medida que Intel crecía, tuvo que enfrentarse a la presión ejercida por los reguladores anti-monopolio, algo similar a lo que sucedería con Microsoft. La actitud de Grove en este asunto fue moderada.
No permitió que la producción de microprocesadores de Intel se convirtiera en un monopolio absoluto, y con ello aseguró que Intel no tuviera que enfrentarse a la hostilidad con que se acosaba a Microsoft.
En otro orden de cosas, en sus relaciones con sus empleados, Grove reconoció que su mayor problema radicaba en su dificultad para despedir a aquellos que habían demostrado ser improductivos, incluso después de un año o dos desde que esa situación se hubiese hecho evidente. Sin embargo, fue una actitud que a algunos les concedió el tiempo necesario para mostrarse exitosos.
La otra preocupación interna de Grove era mantener una estricta disciplina en su empresa. Por eso introdujo la obligación de rellenar una ficha cada vez que un empleado llegara cinco minutos tarde. Hasta entonces esta obligación existía únicamente para los trabajadores manuales, pero él la extendió a todo el equipo humano de la compañía: aunque impopular, esta medida consiguió crear una organización y una identidad sólidas en la empresa.
Hoy en día el mercado de tecnología está reinventándose día tras día. Desde la creación del primer procesador, hace 45 años, Intel ha trabajado para desarrollar microprocesadores más rápidos y más poderosos que son, al mismo tiempo, más pequeños y cada vez más accesibles.
Actualmente, los procesadores más modernos -con solamente 14 nm- pueden realizar operaciones muy sofisticadas.
El microprocesador es el cerebro de todas las computadoras, inclusive de aquellas que usamos en el hogar, y como de todos los dispositivos de cómputo que usamos en nuestro día a día. Al principio, el procesador se creó para realizar operaciones matemáticas simples en una calculadora llamada Busicom, y rápidamente se volvió el centro de cómputo.
La ley de Moore ha sido fundamental para esta evolución. Es una ley de economía que cumplió 50 años en 2015 e que enuncia que podemos reducir las dimensiones del transistor en aproximadamente un 50% a un costo más o menos fijo, produciendo así dos veces más transistores por el mismo costo (o el mismo número por la mitad del costo).
Este concepto ha impulsado la revolución tecnológica que hemos vivido. El liderazgo de Intel en la ley de Moore ha permitido que los productos tengan potencia informática masiva y cada vez más, mejores precios.
A medida que avanzamos de la tecnología de 14 nanómetros hacia la de 10 nanómetros y planeamos las de 7 nanómetros y 5 nanómetros en adelante, demostramos que la ley de Moore está viva e Intel continuará explorando su valor con confianza. En la lista de los beneficios puede mencionarse que los objetos son cada vez más inteligentes e indispensables.
La tecnología de la computación percibe nuestras necesidades y nos convierte en seres más productivos.
Extraído de www.leadersummaries.com
Estimada Rocio,
ResponderEliminarNecesito tu gentil apoyo para poder exportar cafe a japon, conosco de productores peruanos pero no se japon que clase de certificaciones requiere para el ingreso de este a su país, agredeceria me puedas dar la mayor cantidad de pautas para poder exportar cafe a japon claro esta en cantidades pequeñas para empezar. asimismo dejo mi correo es eperez.spg (a) gmail.com
Gracias.
Estimado Eduardo, los requisitos para exportar café a Japón los encuentra aquí, http://www.mofa.go.jp/ca/cs/page22e_000416.html, saludos cordiales.
ResponderEliminar