Por Wilson Quispe Mayta
En los países ricos en recursos naturales, con frecuencia se ve que unas pocas empresas se benefician de su explotación, mientras que las rentas para el Estado son escasas o se emplean de manera inadecuada, y la población local continua en la pobreza.
Esto ocurre indudablemente en nuestro país a lo largo de toda su historia republicana, sabemos que nuestro territorio cuenta con muchas bondades en recursos naturales, ello se ve reflejado en ser a nivel mundial; primer productor de espárragos, primer productor de paprika, segundo productor de alcachofas, sexto productor de café, segundo productor de plata, cuarto productor de cobre, zinc y plomo, quinto productor de oro, además de contar con grandes yacimientos de hierro, estaño, petróleo, gas, etcétera, etcétera.
Pero, ¿son los recursos naturales una bendición para el país?, al menos eso nos han hecho creer, pero la experiencia demuestra que generalmente no es el caso. Por ello, se han hecho investigaciones sobre el papel de los recursos naturales en el desarrollo del país y se ha llegado a constatar que esas fabulosas riquezas que tenemos no han logrado generar, en la mayoría de los casos, un autentico desarrollo económico y humano.
Pareciera que la abundancia de recursos naturales, va acompañado de una especie de maldición, convirtiéndose con frecuencia, en un real obstáculo hacia la modernización de la economía y hacia una distribución equitativa de esa riqueza.
Generalmente, para demostrar que algunos países con muy escasos recursos naturales han logrado un desarrollo impactante, se suele recurrir al ejemplo de Japón y de Suiza. En Suiza no hay ni una sola planta de cacao, sin embargo, ha sido y sigue siendo un exportador internacional de chocolates de gran calidad. Japón no tiene minas de mineral de hierro y, sin embargo, es líder mundial en producción de acero y de carros. Esta paradoja de “riqueza-pobreza” en los países sub desarrollados, no es fácil de explicarla y ni comprenderla totalmente.
A mi parecer, los países que no tienen beneficios de los recursos naturales hace que la escasez de éstos activa en las personas los mecanismos necesarios que le impulsan a triunfar, en cambio, cuando la naturaleza es excesivamente generosa, limita, y hasta anula, los procesos de autentico desarrollo. La tentación más frecuente es el orientar todo el esfuerzo hacia la extracción y la exportación y no así hacia la industrialización, ello significa condenarse a quedar como exportador permanente de materias primas sin esforzarse, siquiera, por añadirle un mínimo de valor agregado.
¿Qué hicieron entonces los países como Japón y Suiza?, hay un componente de gran importancia en referencia al cambio socio-económico de un país: es el factor educación.
Nuestro sistema educativo, tanto escolar, como universitario, está orientado, como en la mayoría de los países del Tercer Mundo, hacía los conocimientos académicos predominando las profesiones liberales.
En cambio, los países en mención, han priorizado los conocimientos tecnológicos y la capacitación en todo lo referente al desarrollo industrial y cibernético. Es una formación hacia la acción, hacia el cambio, por otro lado, sus gobiernos han orientado significativos fondos económicos hacia la investigación y la creatividad industrial.
Además, la ciudadanía no espera que las soluciones vengan desde arriba, el gobierno acompaña todo el proceso de modernización pero sin ser él el gestor principal, trata de crear las condiciones óptimas para el desarrollo, pero sin ser el protagonista de ese mismo desarrollo, sino la sociedad misma.
En el Perú, tenemos que impulsar modelos de gestión que vinculen la explotación de los recursos naturales hacia el bienestar de toda la población, por otro lado, todos esos recursos, por enormes que sean, están marcados con el signo de la fatalidad: son finito, no renovable y algún día se tendrán que acabar y solo nos dejarán como herencia, despojos mortales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario