Esta novelista nacida en Tokio en 1964, quizá sea la que mejor refleja el sentir de los japoneses, con palabras simples pero directas que llegan a conmover...
Creo que la cocina es el lugar del mundo que más me gusta. En la cocina, no importa
quién ni cómo sea, o en cualquier lugar que se haga comida, no sufro. Si es posible,
prefiero que sea funcional y que esté muy usada. Con los trapos secos y limpios, y los
azulejos blancos y brillantes.
Incluso las cocinas sucísimas me encantan.
Aunque haya restos de verduras esparcidos por el suelo y que esté tan sucio que la suela
de las zapatillas quede ennegrecida, si la cocina es muy grande, me gusta. Si allí se
yergue una nevera enorme, llena de comida como para pasar un invierno, me gusta
apoyarme en su puerta plateada. Cuando levanto los ojos de la cocina de gas grasienta y
del cuchillo oxidado, en la ventana brillan estrellas solitarias.
Sólo estamos la cocina y yo. Pero creo que es mejor pensar que en este mundo estoy yo
sola.
Cuando estoy agotada suelo quedarme absorta. Cuando llegue el momento, quiero morir
en la cocina. Sola en un lugar frío, o junto a alguien en un lugar cálido. Me gustaría ver
claramente mi muerte sin sentir miedo. Claro que me gustaría que fuera en la cocina.
Kitchen, Banana Yoshimoto.
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¿Desde cuándo me duermo así cada vez que estoy sola?
El sueño me invade como la pleamar. Y no puedo resistirme. Es un sueño profundo, sin
límites; ni el timbre del teléfono ni el ruido de los coches que pasan por la calle llegan a
mis oídos. No siento dolor ni soledad. El mundo del sueño es cuanto existe.
Únicamente me siento sola en el instante de despertar. Al alzar los ojos al cielo
ligeramente nublado, comprendo que ha transcurrido mucho tiempo desde que me
dormí. Y pienso, confusa: “No tenía ninguna intención de dormir, pero he perdido el día
durmiendo”. Inmersa en un remordimiento pesado muy cercano a la humillación, siento
cómo, de repente, un escalofrío me recorre la espalda.
¿Cuándo empecé a abandonarme al sueño? ¿Cuándo dejé de resistirme a él?...¿He
estado alguna vez completamente despierta, llena de vigor y energía? De eso hace ya
demasiado tiempo, me parece la prehistoria. No guardo de aquella época más que
imágenes borrosas, como si pertenecieran a un psado remoto, helechos y dinosaurios
coloreados en tonos crudos y brillantes reflejándose en mis pupilas.
Sueño Profundo, Banana Yoshimoto.
Gentileza de Editorial Tusquets
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